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Valle de Sevilla

El pasado 3 de noviembre fue una fecha especial. Tras pasar mi primer año en Sevilla y acoplarme a la ciudad (que tampoco se ha hecho duro, para que engañarse), decidí dar el paso y entregar la ficha de hermano en la Hermandad con sede en la Anunciación. Mucha gente de Granada (sobre todo mis amigos menos cofrades) me preguntan que es lo que gano yo haciéndome hermano, que vaya locura es pagar X dinero por salir en una procesión (Granada, la tierra del "chavico" por excelencia) y demás preguntas propias de aquellos que no conocen este mundo. Por eso, me animo desde aquí a escribir estas líneas para todo aquel que quiera conocer por qué un estudiante de comunicación digital se hace hermano de la primitiva Hermandad del Valle.

Como cada año desde hace unos años, paso el Jueves Santo en la ciudad Hispalense rodeado de mi familia. Ya de pequeño escuchaba la fama de la Virgen del Valle y de la Hermandad en general, por lo que la curiosidad por ver qué era lo que rodeaba a aquella procesión hacía que esperara con muchas ganas a que llegara el Jueves Santo. Tuve la mala suerte de que los primeros años llovió esa jornada, y las ganas aumentaban cada año que pasaba.

Para aligerar la espera de un año a otro, había una marcha fija en mi viejo iPod que escuchaba para ir al colegio, en casa, antes de un partido... (el baloncesto ha sido uno de los pilares de mi vida, pero eso lo dejaremos para otro momento). Una marcha que fue de las primeras que he escuchado en mi vida gracias a mi hermano y que es un pilar fundamental de la banda sonora que nos acompaña en nuestro días. "Virgen del Valle" va más allá de las partituras de un músico, es más que una marcha y no se entendería la Semana Santa sin ella, o por lo menos mi Semana Santa.

Finalmente llegó el año. Estábamos en el pasaje de la plaza S.Francisco esperando impacientes. Apareció la cruz de guía y me sorprendió la poca gente que había en ese punto en concreto. Pasaba el cortejo y los enseres con el ritmo calmado pero constante que tiene siempre la Hermandad . Llegó el Señor de la Coronación de Espinas y ya empecé a darme cuenta de que lo que estaba viviendo en ese momento era especial. Tras él, Jesús con la Cruz al Hombro (que ojalá Dios quiera que sea costalero suyo lo más pronto posible) y yo creía estar inmerso en otro siglo completamente ajeno al que nos rodea. Ya se divisaban los últimos tramos de nazarenos, los ciriales doblaron la esquina, Tejera sonaba de fondo y Ella apareció, desapareciendo el resto del mundo. Poco a poco se fue acercando y con Ella toda la divinidad que siempre la rodea. En aquel momento sólo nos salió de dentro una cosa: meternos en una bulla mínima para poder acompañarla. No recordamos cuanto tiempo pasó, ni que sucedió a nuestro alrededor, solo teníamos nuestra atención fija en Ella y en la marcha que siempre la rodea. Posiblemente sea uno de los momentos más emotivos e íntimos que he vivido en mi vida.

Aún habiendo vivido de una forma tan especial aquel momento, la idea de hacerme hermano todavía estaba lejos y notaba que necesitaba un "empujoncito". Ese empujón llegó, pero de la peor manera posible. Un mensaje mientras llegaba a clase me avisaba del accidente de un gran amigo. Lo peor del centenario de la Hermandad del Sto Vía-Crucis para todo aquel que participa de manera activa en ella, pero que demostró que esta Hermandad es una verdadera familia. Aguanté una hora de clase (mi cabeza estaba en Granada en ese momento) y volví a mi casa, situada detrás del Salvador. Busqué como loco un templo en el que rezar, y el destino quiso que ese fuera el de la Anunciación. Entré para cobijarme en su inmensidad artística y me senté delante de Ella, con la impotencia de no poder ir al hospital a acompañar a los hermanos de mi amigo. De mi boca salieron las oraciones más sinceras que nunca he tenido el valor de pronunciar, y con ellas una promesa que poco a poco se va cumpliendo.

Gracias a Dios, mi amigo se recuperó completamente y cuando volví a Sevilla después de las vacaciones de verano me armé de valor para pedir la hoja de hermano. Ahora, los nervios que tenía hace unos años se han multiplicado por mil esperando al 29 de marzo de 2018, fecha en la que, por la mañana temprano, juraré en la Anunciación y por la tarde pasaré mi primer Jueves Santo como hermano de la Pontificia, Real, Ilustre y Primitiva Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Coronación de Espinas, Nuestro Padre Jesús con la Cruz al Hombro, Nuestra Señora del Valle y Santa Mujer Verónica.


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Virgen del Valle (Gómez Zarzuela) - Tino van der Sman
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